sábado, 15 de mayo de 2010

20

Dos décadas, viente años, una vida de la que me siento muy orgulloso y de la que me quiero seguir sintiendo.
Quiero que esta entrada sirva a modo de pequeño "resumen" de los momentos que califico más importantes a lo largo de mi vida. Esos momentos o incluso ráfagas que nunca podrás olvidar, aquí los quiero compartir con vosotros. Seguro que más de uno encuentra similitudes con su propia vida, y sí, a otros les parecerá extrañas algunas cosas que iré mencionando.

Dicho esto, comenzaremos con los primeros recuerdos. La primera imagen que recuerdo en toda mi vida es mi comienzo en el colegio, preescolar, con cuatro o cinco años...anterior a eso no recuerdo nada de nada. Y mira por donde, para comenzar con esta desastrosa vida no es casualidad que el primer momento que recuerde fue cuando me hice la pierna pedazos, creo que me la rompí por dos o tres sitios diferentes. No sé el tiempo que llevaría exactamente en el colegio, sólo sé que ahí comenzaba mi andadura por este camino sinuoso que es la vida, lleno de trampas por todos lados, ¡sí señor! Por la puerta grande. Ahí aprendí que lo primero que tienes que hacer al caerte es levantarte, aunque tenga que ser el chico de la ambulancia el que te levante.
Continuaremos con otro momento del preescolar, mítico. No se les ocurría a otra cosa a mis primeros compañeros de clase que llamarme mariquita porque me habían puesto en una mesa llena de niñas. ¿Qué paradoja eh? antes eras un mariquita y ahora cualquier chaval firmaría ahora mismo por estar en esa mesa. Qué momento tan traumático, hasta que no me uní a su banda para tirar bolas de barro al despacho de la jefa de estudios no dejé de ser un mariquita. Paradójicamente también, son veinte años de mi vida sin haber tenido una pareja más o menos conocida, no sé si es porque no me aguantan o no aguanto, pero bueno, de eso hablaré más adelante.

Avanzamos rápidamente hacia la primera comunión. Recuerdo que días antes algunos compañeros de clase habían ido con su álbum de fotos vacilando a todas las niñas de lo guapos que salían...yo no quería ser menos. Estaba deseando que me hicieran ese álbum de fotos para enseñárselo a Silvia, mi "primer amor", por cierto amor frustrado e imposible, ya que Alberto se me adelantó...jejej, ahí empezaban mis experiencias traumáticas con los ex-novios y novios de las niñas. Volviendo al asunto, estaba deseando escuchar de la boca de Silvia un "uy, qué guapo" al ver las fotos, con eso sería el niño más feliz del mundo. Pero amores aparte, otra de mis máximas motivaciones para hacer la comunión eran los preciados regalos, ese mando vibrador para la playstation, esos maletines de lápices de colores, ceras y rotuladores que creo que aún siguen en cualquier armario, perdidos, incluso sin abrir. Seguro que todos tenemos más de un maletín de ese tipo, ¿o no? creo que lo único que llegué a utilizar de esos maletines fueron los preciados sacapuntas redondos, altatamente cotizados en las esferas pueriles. Cuenta la leyenda que si lo dejabas más de cinco minutos sin vigilancia en tu mesa...tu sacapuntas redondo desaparecía para siempre.

Pasada la comunión e incluso la primaria, que por cierto al final la pasé sin pena ni gloria, ya que después de cinco años llenos de "destacas", que eran esas crucecitas pequeñas que te ponían al lado del aprobado que venía a decir que eras un crack, el último año (6º) la cagué un poco, lo recuerdo perfectamente. Aún no sé por qué, del motivo no me acuerdo, sólo sé que el último tramo de curso no me dio por hacer ningún puto ejercicio que me mandaban para casa. Cuando ya me pasaba de la raya la maestra me ponía una notita en el cuaderno con aquello de: "Alejandro lleva varios días sin hacer las tareas, bla, bla bla...". Pero chavales, ¡no contaban con mi astucia! A la maestra no se le pasaba por la cabeza que un chavalín de doce años pudiera llegar a falsificar la firma de su propia madre, enseñárselo a la maestra, y, a continuación, borrarlo todo, porque llevaba un tiempo fijándome en que la maestra no escribía el mensaje con su bolígrafo, sino que se lo pedía al alumno al que le iba a poner la nota. Inteligente de mí, siempre llevaba conmigo ese mítico bolígrafo que podías borrar "fácilmente" (sí, después de casi cargarte el cuaderno en el intento) con la goma que traía en la parte superior. Pues sí, al final me pillaron la mentira, casi acabando ya el curso (¡casi!). Sólo os digo que mi madre era un tanto...temperamental, de ahí podéis sacar vosotros vuestras propias conclusiones.

Con más palos que gloria llegué a la E.S.O. El instituto...¡el temido instituto! Qué nervios, no había estado tan nervioso desde que le enseñé el álbum de fotos de mi comunión a Silvia...y escuché eso de: "uy, qué guapo". Todo aquello era tan...carcelario. Para muestra un botón:


No he podido encontrar una foto más grande del pasillo, pero creo que así os podéis hacer una idea de la estructura del I.E.S Gran Capitán. Lo más inquietante viene ahora, cuando os muestra la foto de una cárcel auténtica:


Espeluznante, ¿no creéis?

Pues en esa particular cárcel he pasado casi la mitad de mi vida, desde los doce a los diecinueve años. Con un 1º de E.S.O aceptable, con ningún sobresaliente pero tampoco ningún suspenso. Muy diferente todo a los años venideros, y es que mis suspensos en el segundo trimestre de 2º de E.S.O sumaban la considerable cifra de siete. Aún no se me olvida la charla que me dio mi profesora de matemáticas en el pasillo, ella y yo a solas: "Alejandro, ¿te pasa algo?", ¿qué si me pasaba algo? que estaba en la peor clase de la historia del instituto, y como bien sabemos todo lo malo se pega, y más cuando tienes tan poca personalidad con trece años y te dejas llevar por todo. Tuve la suerte de tener unos padres que me pusieron en vereda, un hermano que siempre me animaba a que estudiara (por esa época él estaba en mitad de la carrera de psicología, en Granada precisamente), y también tenía una hermana que...bueno, la perdonaremos porque ella en ese momento tenía veinte años, los que yo tengo ahora, entiendo que aún no hubiera madurado y sólo se dedicara a dar por culo y a poner en contra siempre a mis padres, no sé con qué fin, con qué objetivo, pero la mamona (desde el cariño) lo conseguía. Lo peor es que incluso en estos tiempos lo sigue intentando, con veintisiete años que tiene. Desde este blog te digo: Para ya, ¿no? déjame vivir tranquilo. Entiendo que sea una persona fácil de envidiar, pero ya no lo veo normal.
Al final recuperé todas en el tercer trimestre y pasé a 3º de E.S.O, donde me volví a confiar y seguí con mis andadas. Por lo menos ya no eran siete suspensos, eran cinco. Por lo cual, la misma cantinela de siempre: zapatazos de goma por aquí, zapatazos de goma por allá, niño olvídate del ordenador y de salir durante todo el trimestre...etc, etc. Lógico, las volví a recuperar todas.
Hay que decir "a mi favor", que la época de 2º, 3º de eso era en la que empezabas a salir por ambientes más "turbios" de la vida, malas influencias, malas compañías...que como no tengas una buena familia que te apoye en casa a saber donde acabas.

A partir de 4º creo que fue cuando empecé a cambiar un poco, y ese curso lo aprobé con menos problemas que los anteriores, parecía que empezaba a "madurar" un poco, con primera salida al extranjero de mi vida incluida. El destino nada menos que Bruselas (Bélgica), con una especie de campamentos europeos a los que tuve la suerte de ir gracias a mi hermano. Una experiencia inolvidable. Pero...otra de esas cosas inexplicables volvieron a aparecer en 1º de bachillerato. Resumiendo, diré que repetí el curso, cuando perfectamente podría haberlas recuperado en septiembre, ya que sólo me quedaron tres asignaturas y con dos suspensas aún podías pasar de curso. Pero claro, todos los suspenso vinieron de que me puse a currar en pleno mes de abril, cuando la gente empieza a ponerse con los libros y apuntes. Era una época en la que no tenía motivación por estudiar nada, en la que sólo me importaba salir lo máximo posible, beber mucho, tener muchos amigos y conocer a muchas chavalitas.
Tonto de mí. En pleno verano...cuando todo el mundo estaba disfrutando de su juventud yo me veía encerrado trabajando en una asquerosa cafetería, porque no estaba interesado por estudiar...en ese mometo me di cuenta de lo tonto que estaba siendo, me dije a mí mismo que al empezar el nuevo curso iba a estudiar como el que mas y me iba a sacar el bachillerato de un tirón.

Así fue amigos, cuando digo algo tan convencido siempre acabo cumpliendo. Pocos exámenes suspendí a lo largo de todo el bachillerato. Sinceramente, y no es por dármelas de nada...creo que no suspendí mas de tres o cuatro exámenes en los dos años de bachillerato. Eso sí, tampoco saqué unas notazas. Aunque, de todo el bachillerato, me quedo sin duda con ese pedazo viaje a Tenerife, uno de las mejores semanas de mi vida, sin exagerar en ningún momento. Tuve la suerte de ir con toda la gente que quería que fueran a ese viaje, vaya pandilla nos juntamos...otro viaje inolvidable. También me quedo con el viaje de dos semanas que pude hacer a Reino Unido, conociendo ciudades como Londres, Cambridge, Nottingham...gracias a una beca que otorgaba la Junta de Andalucía.
Ya que he empezado con los viajes, tengo que mencionar obligadamente el que hice con mi hermano a Lituania. El país puede sonar un poco a raro o a desconocido más bien, pero sinceramente, lo catalogo como el mejor sitio en el que he estado. Me sorprendió muy gratamente, sobre todo los paisajes IMPRESIONANTES, tales como estos:


De película, ¿verdad? También se podían disfrutar otro tipo de monumentos, y es que, desde la más profunda pena de mi corazón, siento decir que pude conocer a una comunidad femenina aún más guapas que las cordobesas: las lituanas. Lo que yo pude ver por ahí no era normal, algo raro ocurre en ese país. Sería digno de un estudio en profundida por parte del mismísimo Iker Jiménez.
La verdad es que he tenido la suerte de conocer a gente fantástica en cada viaje que he hecho, será por eso que me gusta tanto viajar y por lo que quiero seguir haciéndolo durante todo el tiempo que me lo pueda permitir, ya sea económica o físicamente. Se puede decir que es, sin duda, una de mis grandes pasiones: ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia, e incluso ciudades tan olvidadas como Teruel o las exóticas Islas Canarias...en España, y países como Bélgica, Inglaterra, Lituania...forman un currículum más que respetable, que espero seguir rellenando durante todo el tiempo que me sea posible. Concretamente, este verano tengo pensando algo con una personita...con la que estoy a expensas de ver lo que me dice. Ya sabes, de tí depende que este blog tenga una entrada más este verano Albita! jajaj.

Volviendo al tema, mi 6'12 de media entre bachillerato y selectividad dicen mucho, más que mucho, lo dicen TODO. Esa nota ha marcado el devenir de mi vida, ya que quizás, con un puntito más, ahora estaría estudiando otra cosa, y sí, a lo mejor mi vida sería muy parecida en una carrera o en otra, pero el camino que seguiría con una o con la otra sí que sería muy diferente. Pero bueno, pensaba que todo iba a ser un fracaso y al final hasta me acaba gustando donde estoy ahora. Se puede decir que he tenido curso. La mayoría de la gente a la que le pasa esto acaba por rendirse, renunciar y tirarse uno o dos años sin saber lo que hacer. Se puede decir que tuve buenos reflejos para hacer lo correcto en uno de los momentos más difíciles de mi vida. Lo califico de tal porque durante toda mi vida, por muchas que me habían quedado o por mucho bachillerato que repitiera, siempre acababa haciendo lo que quería con mi vida. Cuando me enteré de que no estudiaba lo que quería en un primer momento, fue el primer momento de mi vida en el que me sentí como si no dependiera de mí mismo, me sentí impotente...esa sensación era nueva para mí.

Y ahora...no hace falta que siga, porque toda mi vida desde ese momento hasta ahora lo he ido contando en este blog. Ya conocéis mis andaduras por Granada, lo bien que me va en la carrera, las tapas que me he comido, los problemas económicos, las paranoias mentales de cambiarme a Córdoba o seguir en Granada (que por cierto, confirmado casi 100 % que seguiré en Granada, ya lo comentaré con más detenimiento en alguna próxima entrada)...etc, etc. Espero que siga siendo así durante mucho tiempo. Creo que la escritura es una forma de demostrar conocimiento, y siempre que exista el conocimiento existirá la vida.

Como habéis podido leer, no he mencionado en toda esta pequeña "autobiografía" a ningún amor, que la mayoría de la gente ha tenido. Bueno sí, mi primer amor...pero coño, ya me entendéis, ¿no? No sé si sentirme afortunado o desdichado, pero no voy a proseguir con este tema sentimental, ya que tengo pensado comentarlo en profundidad en alguna entrada futura. Ya sabéis, la típica entrada que no tiene desperdicio.

Espero no haberos aburrido mucho!

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