miércoles, 28 de julio de 2010

Próximamente...

En la edición 2010 - 2011 de estas crónicas de un loco...comenzaré tratando temas cotidianos, a mi modo satirizante de comentar los hechos, tal y como lo haría el mismísimo Persio en sus sátiras (que se note que he aprobado la teoría de latín). Temas tales como: los pelotas de turno, la facultad de filosofía y letras de Granada, el sistema elegido por algunos profesores para poner las notas, etc...nótese el resquemor que traigo tras mi 5 en una de las asignaturas que a priori era de mis "preferidas", la literatura española a partir de 1939. Dije que no iba a escribir más hasta septiembre - octubre, pero es que cosas como estas no me las puedo guardar, tengo que despotricar de algún modo, y qué mejor que este humilde blog.

Estos días ando algo liado con el trabajo en la piscina y que ya estoy empezando a prepararme la asignatura y media que llevo para septiembre, pero en el mínimo rato que tengo libre prometo entrada. Un abrazo y a disfrutar lo que queda de verano, ¡aquel que pueda!

jueves, 22 de julio de 2010

Hasta luego

Pues nada, simplemente avisar a los que sigan este blog asiduamente que no os preocupéis si no veis nada durante el verano, he decidido tomarme un "respiro espiritual" y seguramente no escriba nada hasta comienzos de curso, allá por finales de septiembre - principios de octubre. Hasta entonces y de todo corazón os deseo un buen verano y os digo hasta luego, que no adiós. Un abrazo!

miércoles, 7 de julio de 2010

Nada

Vuelvo después de una larga ausencia, propiciada por el comienzo de mi trabajo en la piscina y los exámenes finales. Ha acabado el curso y tengo que aprobar en septiembre el idioma (italiano) y una parte de latín, la práctica concretamente. Algo que en mi opinión si me organizo bien entre agosto y septiembre se puede sacar "con la gorra". El resto aprobado con nota, con una nota media entre 7'5 y 8. No está mal, ¿no?

A lo que iba, esta mañana he terminado todo lo relacionado con la facultad, entre lo que se incluye un trabajo sobre el libro de Carmen Laforet, "Nada", de la asignatura de Literatura Española a partir del 39: posguerra, exilio, dictadura, etc. Se trata de un comentario crítico y algunas reflexiones acerca de la obra. Os lo dejo íntegramente, resumen, comentario crítico y reflexión final:

Resumen de la obra

Nos encontramos en una Barcelona después de la guerra. Andrea es una joven que llega a la ciudad con el fin de empezar sus estudios universitarios. Llega con la ilusión de conocer una ciudad nueva, una ciudad que despierta toda su curiosidad y en la cual lleva pensando mucho tiempo como una ciudad por descubrir. No pasa mucho tiempo cuando se da cuenta de que las cosas no van como ella esperaba. Llega a una familia bastante “extraña” para su juicio, por lo menos para lo que ella esperaba. Una abuela ceñida a la más cerrada de las maneras, incluso demasiado para tratarse de época de Franco, unos familiares que han acabado locos después de la guerra, una casa en la que la comodidad brillaba por su ausencia...en definitiva, un ambiente apropiado para quitarle cualquier halo de curiosidad a una inocente chica de dieciocho años.

La represión y el “encarcelamiento” que lleva Andrea en la casa se personifica en la figura de su tía Angustias. Tía Angustias tenía un fuerte nivel de posesión con Andrea. Cada vez que iban a dar una vuelta por la ciudad sus palabras más repetidas eran: “no hagas esto, no mires a éste, etc.”. En la casa su actitud con ella era igual, no le dejaba que se entrometiera en ningún asunto que se estuviera tratando. Angustias era a Andrea lo que Francisco Franco a España en ese momento.

Tía Angustias se marcha de la casa, esto supone una gran liberación para Andrea, incluso en la casa se llega a notar el cambio. Andrea coge sus cosas y se instala en la habitación de Angustias, que no era gran cosa pero cualquier cambio a mejor, por mínimo que fuera, le daba la vida.

El tiempo va pasando y Andrea empieza a entablar amistades en la facultad. Destacamos la amistad con Ena, una chica de familia acomodada en la que verá su particular vía de escape a toda la vida que lleva en la casa. Además, ahora que tía Angustias se ha marchado, Andrea es un poco más libre y puede permitirse escapadas con Ena y Jaime, el novio de Ena. Juntos van conociendo la ciudad, van al monte, a la playa...Andrea se siente joven, ahora sí se siente una chica en su primer año de Universidad, sin las ataduras de su familia, por lo menos en esos momentos, porque cuando llega a la casa la situación es muy diferente.

Destacamos también la figura de Román, su tío, un personaje pintoresco donde los haya. Es muy diferente al resto de personajes de la casa, y podemos apreciar el gran poder de persuasión y de manejo que tiene sobre el resto de habitantes de la casa, llegando a provocar violentas peleas entre su hermano, Juan, y su mujer, Gloria, que llegaban frecuentemente a fuertes maltratos por parte de Juan. Román es un artista en la sombra, que llega a conocer a Ena, la cual estaba muy interesado en conocerlo, ya que hace mucho tiempo su madre llegó a estar enamorada perdidamente de él. El objetivo de Ena era enamorarlo para luego dejarlo sin ni siquiera permitir que Román la toque y abandonarlo, como hacía con otros jóvenes, lo cual era su principal entretenimiento.

El acercamiento de Román con Ena hace sospechar a Andrea, sobre todo cuando descubre que Jaime ha abandonado la ciudad. Al final descubre las verdaderas intenciones de Ena, antes mencionadas, lo que tranquiliza a Andrea y hacen que se reconcilie con su amiga.

Ena acaba abandonando Barcelona, por motivos del trabajo de su padre, y se marcha a vivir a Madrid. Esto deja a Andrea sin su principal apoyo en la ciudad, y sin su última vía de escape, ya que Pons, un joven con el que se juntaba últimamente junto a su grupo de personas “bohemias” (pintores, escritores...) y con el que esperaba marcharse lejos y poder enamorarse de él, también acaba por esfumarse, ya que no termina de conectar con el ambiente que rodea a este chico, y se siente ridícula junto a él.


Román, de un día para otro y sin previo aviso, se suicida. Esto provoca un shock tremendo en la casa, e intensifica los problemas que ya existían previamente: los maltratos de Juan a Gloria se intensifican, Andrea se siente aun más vacía si cabe...sobre todo cuando termina por asimilar que Román se “ha marchado” y que nunca volverá.

Pero cuando peor estaban las cosas para nuestra protagonista recibe una carta de Ena, en la que le dice que tiene trabajo en el despacho de su padre, en Madrid, y que la esperan con los brazos abiertos. Andrea no se lo piensa y marcha a Madrid, abandonando Barcelona, sus frustrados sueños, sin nada interesante que contar, o al menos eso es lo que ella pensaba en ese momento...


Comentario en profundidad de la obra

En primer lugar empezaremos por situar contextualmente la obra. Andrea llega en tren a Barcelona, a la Gran Estación de Francia. Por aquí ya podríamos empezar a comentar, y es que en la posguerra española, que una joven llegara en tren a Barcelona para empezar estudios universitarios, ya nos dice que esta joven pertenece a una clase media de la sociedad, como mínimo. Ya que hemos empezado con Andrea, y aunque esto aparezca más adelante en la obra, de ella se nos dice que ha estudiado en un colegio de monjas, lo que termina por confirmar que la clase de Andrea es la media, como mínimo.

Me llama la atención que desde el principio se nos venda a Andrea como a una mártir, sólo por el hecho de que la casa donde va a residir mientras estudia no se asemeje con lo que ella esperaba de la ciudad. Los aútenticos mártires, para mí, son aquellos que ni siquiera tenían dinero para entrar en la Universidad, los que trabajaban más de doce horas en el campo para sacar a su familia adelante. Andrea, en mi prisma particular de juzgar a las personas, sería una de las chicas más privilegiadas de su ciudad. En la página 25 podemos leer esto:

“- Ya sé que has hecho parte de tu Bachillerato en un colegio de monjas y que has permanecido allí durante casi toda la guerra. Eso, para mí, es una garantía. Pero...es muy difícil la tarea que se me ha venido a las manos. La tarea de cuidar de tí, de moldearte en la obediencia...¿Lo conseguiré?”

Palabras de tía Angustias a Andrea. Esto nos dice que aunque Andrea se haya educado en colegio de monjas...no ha vivido la auténtica represión. Esto empezará a vivirlo en la casa, donde tía Angustias será quién dirija la batuta de su educación y haga de Andrea una mujer ejemplar, como se entendía que debía ser una mujer en aquella época: “Eres una niña de buena familia, modosa, cristiana e inocente. Si yo no me ocupara de tí, tú en Barcelona encontrarías multitud de peligros”.


Las descripciones que aparecen de la casa son muy “barrocas”, por decirlo de algún modo: ropas negras, como de luto continuo, tez pálida...contrastes significativos y descripciones oscuras. Pienso que es la manera de describir la sociedad por parte de la autora, personificada en los personajes que componen la casa. Incluso asemeja al gato con la familia, un gato negro, cómo no.

Angustias es , sin duda, el personaje que refleja sobremanera la sociedad de la época. Aunque Juan es el que maltrata a su mujer, Gloria, Angustias la describe de esta guisa: “Tu tío Juan se ha casado con una mujer nada conveniente. Una mujer que está estropeando su vida...” Es decir, está defendiendo o justificando el maltrato de un hombre a una mujer, algo muy propio de la época. Algo así como “algo habrá hecho para ser golpeada”.

También vemos reflejado lo que hemos dicho anteriormente acerca de ser una familia “cerrada”. Lo apreciamos en las palabras de tía Angustias hacia Andrea: “No vuelvas la cabeza – decía Angustias -. No mires así a la gente”. Observamos una gran represión hacia la mujer. El que una joven de dieciocho años no pudiera mirar a su alrededor para conocer simplemente un poco más la ciudad, es un claro ejemplo de la fuerte represión que se vivía en aquella época.


Un claro síntoma de esta inutilidad de la persona es el paso inútil del tiempo: “¡Cuántos días sin importancia! Los días sin importancia que habían transcurrido desde mi llegada me pesaban encima, cuando arrastraba los pies al volver de la Universidad”. El que diga Andrea que le pesaban los pies al volver...es una forma de querer decir que quería tardar lo máximo posible en llegar a casa, su particular “infierno”. Ese era su infierno y no la ciudad, como le decía Angustias. En aquella casa su vida no tenía sentido, el paso del tiempo daba igual...tal y como se podía sentir cualquier ciudadano durante el franquismo.

Juan, quien maltrataba a Gloria fuertemente, quiso ser militar, y al no poder ingresar se marchó a la legión, al Tercio de África: “¿Tu sabías que Juan quiso ser militar y, como le suspendieron en el ingreso de la Academia, se marchó a África, al Tercio, y estuvo allí muchos años? Son palabras de la abuela hablando bien de Juan. Era normal que su madre lo defendiera, pero quizás esto nos diga que Juan es una persona que defendía al régimen, luchó durante varios años en la legión, comandada por Francisco Franco.

Román también estuvo en el bando de Franco. Era un espía infiltrado con los rojos: “¿Tú sabes que Román tenía un cargo importante con los rojos? Pero era un espía, una persona baja y ruin que vendía a los que le favorecieron.” Estas son palabras de Gloria. Aquí quiero exponer una especie de metáfora que he percibido en la obra: Juan maltrata a su mujer, Gloria, son una pareja, un matrimonio significa unirse en una persona. Al igual que las dos españas, la España de Franco maltrata a la España “roja”, al igual que hace Juan con Gloria. Gloria representaría la antítesis de Juan, la antítesis de la idea del régimen en general.

En algunas partes de la obra, Gloria clama a Andrea expresiones del estilo: “Yo era bonita, era guapa y graciosa, yo antes gustaba a los hombres, pero ahora...”, al igual que España en otra época brillaba mucho más de lo que lo hace en la posguerra...


Otro gran dato histórico lo encontramos en un pequeño discurso que hace la abuela a Gloria: “Cuando vino un miliciano a registrar la casa, yo le enseñé todos mis Santos, tranquilamente. <<¿Pero usted cree esas paparruchas de Dios?>>, me dijo, <>, le contesté. <> <>. Entonces se rascó la cabeza y me dio la razón. Al otro día me trajo un rosario de regalo de los que tenían ellos requisados.”

*Cuando menciona al miliciano se está refiriendo a la Milicia Confederal, una milicia popular, organizada durante la Guerra Civil Española por la CNT y FAI, que tuvo un importante papel en la Revolución Española de 1936. Tras el alzamiento del ejército del 18 de julio de 1936 se formaron, en las zonas donde fracasó la sublevación, grupos armados de voluntarios civiles organizados por los partidos políticos y los sindicatos que se unieron a los restos de las unidades regulares del ejército y las fuerzas de seguridad estatales que permanecieron fieles a la República. La formación típica de estas milicias espontáneas fue la columna. Importante señalar que la mayoría de los integrantes de las columnas eran anarquistas, los cuales eran antimilitaristas (muchos incluso habían sido insumisos al servicio militar) pero la situación bélica les abocó a ingresar en las milicias.


La abuela, en parte, está defendiendo en cierto modo a la democracia. Se podría expresar como algo así: “Tengo la libertad de ser religioso, no puede venir nadie a dictarme lo que debo o no debo pensar. Soy libre de pensamiento”. Está exaltando la libertad religiosa. No relacionaría directamente a la abuela con un pensamiento fascista...quizás si, pero quizás sea por la educación que ha tenido desde pequeña. Una abuela que vive en tiempos de posguerra se supone que ha nacido alrededor de 1860, 1870...el que siendo abuela sea una abuela cristiana no debe achacarse a que sea una abuela fascista, si acaso tiene un pensamiento fascista “involuntario”, “NO elegido”.

Esto se puede apreciar en el consejo que le da a su nieta, Andrea: “Pero te gusta ir sola, hija mía, como si fueras un golfo. Expuesta a las impertinencias de los hombres. ¿Es que eres una criada, acaso?...A tu edad, a mí no me dejaban salir sola ni a la puerta de la calle.”. Podemos comentar varios aspectos de este párrafo. En primer lugar la inferioridad de las mujeres frente a los hombres, como si no se pudieran defender por sí mismas. En segundo lugar le llama criada, como signo de menosprecio. Como dijimos al principio del comentario, esto refleja la clase a la que pertenecen, y que no se debe rebajar al nivel de una “simple” criada. En la frase subrayada apreciamos la ceñida educación a la que la abuela fue sometida de pequeña. De ahí vienen sus pensamientos retrógrados y su pensamiento religioso, fruto de una educación basada en la religión cristiana como pilar fundamental.









Andrea se mezcla claramente en dos mundo durante la obra, con leer este párrafo lo entendemos claramente: “Me juré que no mezclaría aquellos dos mundos que empezaban a destacar tan claramente en mi vida: el de mis amistades de estudiante con su fácil cordialidad y el sucio y poco acogedor de mi casa”. Andrea se avergüenza de la vida que está viviendo ahora. Se está acostumbrando a vivir en un ambiente burgués y no hay nada que le avergonzaría más que el que sus queridas amistades descubran el ambiente en el que vive. Ambiente, por otra parte, muy común en las casas de la época, no sé de qué se extraña la chica. No entiendo qué más quiere, siendo universitaria en plena posguerra, perteneciente a una clase social media y con amistades burguesas...la mayoría de personas que a su edad vivieron esa época darían lo que fuera por ser Andrea en esta obra.

Aun así, quizás la represión que vivía Andrea sobrepasaba algunos límites, y es que la castigaban por querer salir sola a la calle: “Me encontraba algo así como en prisión correccional, pues Angustias me había cazado en el momento en que yo me disponía a escaparme a la calle de puntillas”. Se encontraba presa en su propio hogar, ahora es cuando estaba conociendo realmente la sociedad en la que le estaba tocando vivir, por muy buena que fuera la familia de la que procede. Le está tocando conocer las dos caras de la moneda: la alegre clase alta y la carcelaria represión social.

Se hace ver en la obra que Andrea, en ocasiones, no tiene suficiente dinero para seguir la “vida” que hace con su amiga Ena. Esto era debido a que en cuanto recibía su pensión mensual no dudaba en gastarlo en pocos días en cualquier capricho que se le antojaba. Además, al ser su amiga Ena de clase media – alta, Andrea se las deseaba para continuar su particular “ritmo de vida”. Así, Ena se lo pagaba todo a su amiga: “Yo no tenía dinero para una taza de café. Tampoco lo tenía para pagar el tranvía ni para comprar castañas calientes a la hora de sol. Y a todo proveía Ena. Esto me arañaba de un modo desagradable la vida. Todas mis alegrías de aquella temporada aparecieron un poco limadas por la obsesión de corresponder a sus delicadezas”. En este párrafo apreciamos la importancia de orgullo, de apariencia, que predominaban en la época. Aunque no fueses...NADA, debías intentar aparentar ser ALGO, lo suficiente como para “estar a la altura”. Al ser Ena su única vía de escape a su triste vida, todo lo que hiciera para estar cómoda con su amiga era poco, aunque el resto del mes no tuviera ni para comer. Su orgullo y su “dignidad” valía más que cualquier cosa.


Un tema que ha llamado especialmente la atención es el tema del maltrato. Juan pega continuamente a Gloria de una manera salvaje, despiadada. Descarga todo su dolor, sea por el motivo que sea, contra su mujer. Lo peor no es eso, lo peor es que Gloria parece tenerlo asimilado y nos muestra frases como ésta: “La otra noche me pegó Juan por su culpa. Por su culpa nada más”. Es decir, si su marido le pega tiene que ser por algún motivo. Es algo de lo más bochornoso que se puede encontrar por aquella época.


La primera parte del libro culmina con la marcha de Angustias. Algo que se va a entender como una especie de liberación en la casa. Román la despide así: “Me alegro de que se vaya Angustias, porque ahora es un trozo viviente del pasado que estorba la marcha de las cosas...Que nos molesta a todos, que nos recuerda a todos que no somos seres maduros, redondos, parados, como ella; sino aguas ciegas que vamos golpeando, como podemos, la tierra para salir a algo inesperado”. Este fragmento “filosófico” de Román nos da a entender que con la marcha de Angustias, estas aguas estancadas van a poder seguir su curso, y liberar a la casa en parte de esta represión que ejerce Angustias, directamente sobre Andrea e indirectamente sobre el resto, con su cerrada actitud. Propia, en cierto modo, de la época en la que viven.

Se marcha Angustias y con ella se marcha también el miedo al “qué diran” de Andrea, que vive esta historia como testigo involuntario. Ella se cree y se muestra diferente al resto de habitantes de la casa, no se siente partícipe en sus sentimientos, sólo se limita a observar y a escuchar todo lo que pasa en la casa, como testigo directo de los hechos, pero intenta involucrarse lo menos posible. Esto sucede, en parte, por la manera en la que Angustias ha intentado educar a Andrea, para que no se entrometa en ningún asunto. Ella tan solo es “una señorita joven, inocente, inferior, y no se debe meter en los asuntos que no le incumben”. Esto va a cambiar con la marcha de Angustias.

La segunda parte empieza dándonos a entender que aunque Angustias se ha marchado y Andrea se ha instalado en su antigua habitación, no va a tener toda la libertad que ella quisiera: “<>”. Casi ningún español de a pie disfrutaba de una total intimidad, Andrea no iba a ser menos.

También volvemos a recordar esa obsesión por aparentar lo que no se es o lo que no se tiene, aunque se tuviera que pasar hambre durante el resto del mes: “Había cobrado mi paga de febrero, me lancé a la calle y adquirí en seguida jabón bueno, perfume y también una blusa nueva para presentarme en casa de Ena, que me había invitado a comer”. Andrea quiere, ante todo, aparentar, como la mayoría de ciudadanos españoles de la época. Mucha apariencia, y poca esencia. NADA.


A continuación paso a comentar una de las cosas que más me llaman la atención, y es que si tan empeñada está la autora del libro en querer reflejar lo que era la sociedad y lo vacías que eran las vidas de las personas...no llego a entender muy bien qué pintan personajes como Jaime, el cual tiene un gran coche, viene de muy buena familia...y es muy admirado por todo el mundo que le rodea: “¡Qué días incomparables! Toda la semana parecía estar alboreada por ellos. Salíamos muy temprano y ya nos esperaba Jaime con el auto. La ciudad se quedaba atrás y cruzábamos sus arrabales tristes, con la sombría potencia de las fábricas”. La vida de Andrea no era tan triste, quizás aparentaba tan bien que ni se notaba en qué casa vivía. Qué fácil era la vida en plena posguerra, según Carmen Laforet, claro.


En este tramo de la obra la vida amarga de Andrea en la casa queda en un segundo plano. En este momento del libro Andrea se lo pasa bien en Barcelona, junto a su amiga Ena y Jaime. Comienza a juntarse con un grupo de bohemios, pertenecientes todos a la clase burguesa. Me llaman la atención porque son niños ricos que quieren aparentar no serlo, justo lo contrario que Andrea. Podemos destacar frases como: “Es un mundo completamente bohemio...allí no existen convencionalismos sociales” (cuando Pons le describe a Andrea el sitio al que van a acudir) o “Mi padre no me comprende...¿Cómo me va a comprender si sólo sabe hablar de almacenar millones? Lo que venía diciendo, niños ricos que reniegan de sus familias porque sólo piensan en ganar más y más dinero. Supuestamente renuncian a eso, pero siguen acudiendo a banquetes sociales y tienen un estudio propio para pintar, componer...Tengo que destacar esto porque esta parte del libro no me ha gustado para nada. ¿Qué pretende la autora describiendo primero a Jaime y ahora este grupo de supuestos bohemios? ¿Por qué tanto empeño en describir a la clase burguesa y acomodada? ¿Dónde ha quedado la miseria y la pobreza de la posguerra? Voy a decir donde ha quedado; la autora sólo se dirige a los mendigos para mostrarlos como seres despreciables: “Era un viejo <> que nunca pedía nada. Yo le tenía una antipatía especial. Era mi protegido forzoso, y por eso creo yo que lo odiaba tanto. Me sentía obligada a darle una limosna y a avergonzarme cuando no tenía dinero para ello.” Andrea odiaba al viejo mendigo porque se sentía forzada a sentir caridad por él...como obligada a sentir pena. Y este fragmento es la gota que colma el vaso: “¡Una almendrita! ¡Mire que tenemos hambre!...<<¡Ah! ¡Malditos!, pensaba yo. Vosotros habéis comido caliente en algún comedor de Auxilio Social. Les miraba furiosa. Daba codazos para librarme de ellos.” Se trata con sumo desprecio a estos muertos de hambre que llenaban las calles de Barcelona en la posguerra. Es otra de las razones por las que esta parte del libro es de las que más me han encendido. Primero destacando lo bien que se siente rodeada de ricachones y después el odio hacia el vagabundo...¡Con razón Franco permitió que esta novela se editara en España! Pero de eso hablaré más adelante.








Se me olvidaba comentar otro de los temas que “pululan” por la obra, el machismo. En este fragmento de Román, el tío de Andrea, se atisba perfectamente: “¡Bien, Andrea! Veo que estás hecha una mujercita...Me gusta pensar que tengo una sobrina que cuando se case sabrá hacer feliz a un hombre. Tu marido no tendrá que zurcirse él mismo sus calcetines ni darle de comer a sus críos.”

Primero el tema de los maltratos y ahora esto refleja a la perfección el papel de la mujer en aquellos de atraso moral, en los que la mujer quedaba siempre en un segundo plano, degradada con respecto al hombre.

Hablando de maltratos, casi en la página siguiente en la que aparece el fragmento de Román presenciamos la enésima escena de malos tratos de Juan hacia Gloria, siendo la situación cada vez más violenta: “La puerta cedió a su empuje y oí los gritos asustados de Gloria cuando Juan se abalanzó sobre ella para darle una paliza. El niño, que estaba calladito en el comedor, empezó a llorar también con grandes lagrimones”. El introducir al niño en la escena puede ser un recurso para aportarle un poco más de crueldad si cabe a la escena.


Entre las distintas escenas o partes del texto que me han llamado la atención, también quiero destacar esta, ahora explicaré por qué: “La calle ardió en gritos durante mucho tiempo, pues se encendieron dos o tres hogueras. Los muchachos saltaron sobre las brasas. La gente se dispersaba hacia las verbenas.” Muchachos saltando...verbenas, se sigue describiendo ese ambiente maravilloso de posguerra, el único lado puedo que se podía sacar de esa época, si es que se podía librar alguno...esto empieza recordar un poco a la serie “Cuéntame”: familias felices con coches, gente de fiesta, verbenas...privilegiados de la época.


A continuación vemos como Andrea es una burguesita encerrada en un ambiente hostil con su familia: “Faltaban tres días para la fiesta de Pons. El alma me latía en la impaciencia de huir. Casi me parecía querer a mi amigo al pensar que él me iba a ayudar a realizar este anhelo desesperado”. Pons quizás ni le gustase, pero al ser su único medio para intentar escapar de esa situación se aferraba a él como un clavo ardiendo, como último recurso. Andrea era burguesa, se sentía encerrada en ese ambiente familiar tan cerrado, tan fascista. Andrea, por una temporada de su vida, había sufrido lo que podía sufrir cualquier ciudadano normal diariamente en su casa, eso ella no lo soportaba.

Sobre este fragmento sobran los comentarios: “Sabía que unos minutos después habría de verme dentro de un mundo alegre e inconsciente. Un mundo que giraba sobre el sólido pedestal del dinero y de cuya optimista mirada me habían dado idea las conversaciones de mis amigas. Era la primera vez que yo iba a una fiesta de sociedad.”

La gente sigue hablando de dinero y más dinero: ”¿Pero usted se da cuenta de lo que puede hacernos ganar la guerra en este caso? ¡Millones, hombre, millones! Sacar dinero de la guerra...algo un poco inoportuno tratándose de la época en la que estamos.


Andrea también habla de otros aspectos que me han gustado un poco más, como en este discurso en el que quiere decir algo así como “quién nace lechón, muere cochino”: “Me parecía que de NADA vale correr si siempre ha de irse por el mismo camino, cerrado, de nuestra personalidad. Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida. Yo tenía un pequeño y ruin papel de espectadora. Imposible salirme de él. Imposible liberarme”. En lo subrayado está el núcleo de esta expresión, y, en general, el eje por el que toda sociedad gira. Unos nacen para vivir: aquí, vivir quiere decir vivir BIEN, sin ningún tipo de pobreza ni impedimento que te pueda arruinar la vida; otros para trabajar: se está refiriendo a la mano de obra, al trabajador, que desde que nace está predestinado a ser una hormiguita de la sociedad; otros para mirar la vida: aquí tendríamos a Andrea , la cual ha salido decepcionada de la fiesta de Pons. Su sueño de poder escapar lejos de aquella casa se han visto truncados, y ahora se vuelve a sentir en la misma situación, sola, sin ser NADA, sólo una espectadora del transcurrir de los acontecimiento. Pero con lo que nosotros debemos quedarnos es con las dos primeras expresiones: unos para vivir, otros para trabajar, el resto son lamentos de una pobre adolescente aburguesada.

En esta segunda parte del libro que acabamos de comentar, hemos descubierto a una Andrea liberada tras la marcha de tía Angustias, una Andrea que empieza a juntarse con gente con la que ella cree que encajaba, una clase privilegiada. En esta parte hemos leído la descripción de una sociedad afortunada, que no está sufriendo para nada lo que la mayoría si sufría, tratándose de los tiempos que se tratan. Andrea, de nuevo, es testigo de todo esto, en realidad ella no es NADA aquí, sólo una simple espectadora.


Se da el enésimo maltrato de Juan a Andrea, que intenta rebelarse pero que de nuevo es golpeada violentamente por su marido. Aunque empieza a despertar en Gloria un poco de sentido común: “¿Te das cuenta de que no puedo vivir aquí? No puedo...Me va a matar, y yo no quiero morir. La vida es muy bonita, chica.” Palabras que transmiten pena por parte de Gloria, se está dando cuenta de que está tirando su vida a la basura, pero no tenía más remedío, a una mujer en esa época...si le ha tocado un marido así, hay poco que hacer. Sólo le queda el exilio a la pobre mujer.

Y cuando parecía que Gloria podía rebelarse, aparece de nuevo la figura de la abuela para “poner las cosas en su sitio”: “<>”. Con madres así...¿para qué quieres enemigos? De nuevo apreciamos la mentalidad fascista de la abuela, no sabemos si voluntaria o provocada por su cerrada y represiva educación, pero no ayuda en nada a que haya un poco de “evolución” en la casa, de transición. Es la mano de hierro.


Como dijimos unas páginas antes, Andrea no es una más del rebaño, Andrea es una testigo involuntaria de los hechos. De nuevo se identifica como alguien diferente a ellos: “Di un portazo como si yo fuera igual que ellos. Igual que todos...”. Andrea para nada puede ser una simple salvaje como su tío, o una mujer desesperada como Gloria. Para Andrea, ella no pertenece a este ambiente.

Además, aunque Andrea había perdido casi toda esperanza de salir de allí, seguía esperando un milagro: “Me parecía que el suelo, bajo mí, iba a empezar a trebidar impulsado por algún oculto motor y a llevarme lejos...a abrirme nuevamente los horizontes. Este anhelo repetido siempre.”

Después de tanta historia y de tanta aventura y desventura por parte de Andrea, su amiga Ena, parece verla como cuando la conoció, no ha cambiado en NADA: “Al volver la esquina te encontré al fin. Estabas apoyada contra el muro del jardín de la Universidad, muy pequeña y perdida debajo de aquel cielo tempestuoso...Así te vi.” Prácticamente así es como la describió Ena cuando la conoció en la Universidad. Nos quiere decir que no ha evolucionado en nada, que este paso de su vida apenas le ha servido de nada, sólo se quedará en una simple anécdota.

Ahora entramos en el desenlace de la historia. Ena se marcha a San Sebastían a veranear (qué lujazo) y después iría a Madrid debido al trabajo de su padre. Familia típica burguesa. Andrea pierde toda esperanza de huída, y para más inri, su tío Román se suicida, lo que marcaría el camino hacia el final del libro.

La muerte de Román no hace más que aumentar los problemas de la casa, entre ellos los maltratos de Juan hacia Gloria. Podemos llegar a leer estas palabras de Gloria: “Dice que Román se le aparece todas las noches para aconsejarle que me mate...”. La locura domina toda la casa. Ante esto, a Andrea no le queda otra que resignarse. Pero...iba a ocurrir una cosa que lo cambiaría todo. Andrea recibe una carta de Ena ofreciéndole trabajo en Madrid en el despacho de su padre. Andrea, al fin, puede liberarse de esa casa y entrar de lleno en una familia burguesa, con un trabajo burgués.

Una de las últimas palabras de Andrea en esa casa son: “De la casa de la calle de Aribau no me llevaba NADA”...

Para Andrea, este camino infernal no ha supuesto nada para ella, sólo sufrimiento. Esta no es la vida que le corresponde a Andrea, por eso no se lleva nada de la casa, quiere olvidar todo aquello cuanto antes. Es como si dijéramos...que quiere borrar su pasado, quiere hacer la vista gorda ante toda la miseria que ha vivido.




Como dato interesante, hay que apuntar que el que Román haya muerto suicidándose no es casualidad. El suicidio estaba visto como algo “NO cristiano”, y pienso que era la única manera por parte de la autora de justificar el comportamiento libertino de Román durante toda la obra: tildándole de persona NO cristiana.



Reflexión final

Para terminar, quiero comentar la fuerte censura que había para poder publicar un libro en suelo español en la posguerra. La mayoría de escritores tenían que echarse al exilio para que uno de sus libros pudiera ser impreso. En cambio, este libro, “Nada”, fue impreso en los Talleres Gráficos de Agustín Núñez, en la C/París, 208. Barcelona. En enero de 1951. Es decir, un libro que supuestamente quiere reflejar la realidad cotidiana de la época es editado en el mismo suelo español, con toda la censura existente...parece un tanto extraño. No reflejará tanto cotidianidad si encima se ha llevado un Premio Nadal. Quiero decir, para que este libro haya podido ser publicado, debe ser lo suficientemente clasista y lo suficientemente falseante como para que Franco pudiera permitir que se imprimiera en su querida España. La realidad que refleja este libro es una realidad que la mayoría de españoles no han tenido la suerte de vivir. Sólo se atisban algunas pinceladas a la miseria, pero mal vistas y merecedoras de desprecio por parte de la protagonista.

Me parece muy bien que se puedan expresar otros valores personales, y que la sociedad esté vacía, que no piensan en NADA...pero no me parece tan bien que se le quieran sacar al título de libro algunos significados generales, descripciones vagas y fáciles, sin profundizar en la lectura del libro.


He dicho anteriormente que le dieron el Premio Nadal, que precisamente se inauguró con este libro, en 1944. Un premio otorgado por Ediciones Destino, en cuyo catálogo figuran insignes escritores de nuestra literatura, como Camilo José Cela, delator de opositores al régimen durante el franquismo y censor del mismo régimen.

Actualmente esta editorial pertenece al Grupo Planeta, cuyas participaciones destacan en medios de comunicación como la radio, con Onda Cero, el cual permite intervenciones de diversos fascistas como Federico Jiménes Losantos, y en prensa escrita con La Razón, de línea editorial conservadora y carácter monárquico. Creo que habiendo mencionado a Cela y ahora estos dos medios, no merece la pena continuar hablando de los Premios Nadal. Ahora se entiende perfectamente por qué se permitió la edición de este libro y, sobre todo, por qué lo premiaron con el Premio Nadal.


Para concluir, hay que destacar que esta obra quizás pueda ser en parte autobiográfica por parte de la autora, y es que hay muchas similitudes entre Andrea y Carmen Laforet, aunque ella lo ha negado en continuas entrevistas. Las dos marchan a estudiar letras con 18 años a Barcelona y las dos abandonan sus estudios. Y si esto fuera poco, las dos tienen Madrid como siguiente destino. Carmen Laforet se casaría allí.

Podríamos decir, quizás, que Andrea está equivocada cuando dice en la obra que no se lleva nada de la casa. Podría decirse que lo que ese lleva es una historia que contar, una historia que cuenta Carmen Laforet y que materializa en un libro, “Nada”.


Así, Carmen Laforet no estaría denunciando en su libro la sociedad española en general, en cuanto a miseria y a sufrimiento se refiere, sino que estaría denunciando otros valores, más bien personales, como la soledad, la falta de personalidad, la ambición, la hipocresía, etc. Es otra forma de reflejar la sociedad, lo suficientemente correcta políticamente para que se pudiera editar en la misma España franquista, pero no hay que caer en equívocos de que Carmen Laforet refleje la sociedad española en su libro, solamente refleja una determinada manera de pensar y de vivir, es solo una pequeña parte de la sociedad, que se encuentra dentro de la parte de los “privilegiados”, por decirlo de algún modo. Es una obra, a mi modo de ver, de denuncia ética y moral, y de ningún modo de denuncia social.